miércoles, 10 de diciembre de 2014

Al Polaco Bastía le hacen marca personal

Algunos calvos nacen estrellas y otros nacen estrellados. Pero sea una u otra la circunstancia, siempre nacen pelados. Tal el caso del Polaco Bastía. Una estrella -calva- dentro y fuera de los soccer fields. Al aguerrido, avezado, fogoso y curtido centrojás que ha jugado en decenas de equipos de mierda, como el Asteras Tripolis, FC Saturn o Rasin Club, la vida y sus ironías le meten gamba cuando se trata de los potreros del amor. Le sucede lo de los refranes: eso de la casa del herrero, etc. etc. Porque en su casa lo marcan a fondo mas allá de los 90 minutos reglamentarios y los que se adicionen. Porque en su casa también le manotean el ganso en el córner. Porque en su casa está la gorda Debbie Woods: la gorda más celosa del mundo, diagnosticada con el Síndrome de Otelo. 

El Polaco, la Gorda Debbie y el detector de poluciones. El antidoping del amor.

Sucede que cada vez que el Polaco regresa de las concentraciones, su mujer, la gorda Debbie, lo espera con un dispositivo tan ingenioso como infalible. Una especie de radar portátil, en el que "el Pola" tiene que apoyar su glande,  y del que se proyectarán imágenes y sonidos que podrían detectar eventuales infidelidades o que podrían explicitar las posibles fantasías sexuales del centrocampista. Todas ellas alternativas, desde luego, inviables para la robusta cónyuge.

A lo Diegote. "Me cortaron el WiFi", dice el Pola con la netbook del Gobierno, luego de que la fornida consorte le marcara el historial.

Inclusive, suena el escarmiento mórbido cuando el radarcito emite imágenes de Fantino o música de Luciano Pereyra. En este sentido, el amor conyugal para el Polaco, es un partido contra el Ajax de Cruyff. Un escenario de perder o perder. Al menos, como dicen todos los boludos, tiene de donde agarrarse! Ja!.

Así y todo, el Polaco la pone todos los domingos, después de ver a Brancatelli y a Elio Rossi por canal 9.